El escapulario (1968). Una película de horror y fe.

Nunca me ha gustado escribir sobre películas contando de que va la misma, está es una de esas que merece la pena no saber mucho. Pero, si les urge, una ahí les va un resumen. Una mujer da un escapulario a un sacerdote, mientras le va contando los aparentes poderes ocultos que tiene ese objeto. Y a partir de ahí la película transita por varios temas importantes, pero el que más resalto, es la fe de creer en el narrador.

Jorge Durán, Rafael García Travesi y el mismo director, Servando González firman un guión impecable en un contexto cinematográfico nacional en plena caída, lejos estaba ya la época dorada del cine, pero se encuentra en plena epoca de experimentación; el nacimiento del grupo Nuevo Cine en 1961, la fundación del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) en 1963, los Concursos de Cine Experimental de 1965 y 1967 y el debut de algunos cineastas interesantes dentro del circuito marginal -como Juan Ibáñez, Arturo Ripstein, Rubén Gámez y Alberto Isaac.

La película es una pieza que le debe todo a su atmósfera obscura del inicio del relato. Al Escapulario siempre se le enmarca como película de terror, y no están equivocados, pero va más allá. Le debe mucho a la literatura post revolución, por eso su voz es fuerte y habla con tanta pasión sobre ello. Utiliza la fantasía como recurso para hablar de injusticias, de patriotismo y de fe. Pero también le debe mucho a la literatura romántica e incluso al realismo mágico.

En lo técnico es monumental el trabajo del experimentado (una leyenda viva en ese momento) Gabriel Figueroa. Nunca lo había visto así de inventivo con la cámara. Toda la película se siente fresca. No descansa en estimular lo visual y de experimentar con ello. La cinta juega con la narrativa, pone la cámara como personaje y luego como testigo no confiable, hasta llega a utilizar animación en una secuencia musical que realza el sentimiento del personaje, al igual la música de Gustavo Cesar Carrión quien compone un score que marca un ambiente denso y cálido al mismo tiempo. Pero jamás se siente pretenciosa, al contrario, sorprende y te deja escapar un rato de tus propios fantasmas.

Todo lo que aparece en la película, dentro y fuera de cuadro está perfectamente planeado para transitar entre escenas o generar un sentimiento en el espectador, la película la podemos colocar fácil en el horror, pero no se queda quieta ahí. Provoca algo raro en el género, calidez, su conclusión lejos de provocar miedo provoca calma, ya que la fe es tan poderosa que es inevitable en el ser humano. Y es inevitable volver a creer en el cine después de ver esto.

Pocas veces puedo decir o darle 10 de 10 a una película y está lo logró. Las capas que genera la trama, abordadas con tanta sensibilidad por parte del director hacen que se quiera volver a ver o por lo menos pensarlas un rato. Véanla todos. La encuentran en YouTube o en la plataforma Tubi, la cual amo. Dejas la película con gran satisfacción de haber confiado tus minutos en un cuentacuentos que explora tu sensibilidad.

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Hola, soy Ruben Garcia, docente y productor audiovisual. Mi currículum puede decir muchas cosas, pero la única gran verdad es que me gusta ver películas y hablar de ellas.

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